Palabras de la Licenciada Adda L. Cámara Vallejos, Magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán, con motivo del LXXVI Aniversario de la Expropiación Petrolera

Martes, 18 de marzo de 2014

 

Mérida, Yuc. a 18 de marzo de 2014.

 

Hoy, nos hemos reunido en esta Primaria Urbana “Lázaro Cárdenas del Río”, con estas niñas y niños de esta escuela, a quienes es particularmente grato y emotivo verlos, para conmemorar el aniversario de aquel 18 de marzo en el que, el Presidente en cuyo honor se llama esta escuela, decretara la Expropiación Petrolera, un hecho emblemático de nuestra historia nacional.

De tal suerte que esta participación no solamente está dirigida a los adultos, sino también a los niños, en tanto que uno de los temas -que está presente, y que debe estarlo así- en la conmemoración de hechos emblemáticos de nuestra historia nacional, tiene que ver y tendrá que ver con la importancia de formar niños y más consciencia de lo que las anteriores generaciones hicieron para que México sea más fuerte.

Un día como hoy, hace 76 años, México dio una lección de valentía, de orgullo, de dignidad al mundo entero. En pleno ejercicio de nuestra soberanía, una generación de mexicanos tomó una decisión que transformó al país.

Para comprender la atmósfera en que se desarrolló la Expropiación Petrolera, es necesario tener en cuenta dos cosas. Primero, que el Presidente Lázaro Cárdenas se había manifestado en favor de una política salarial conforme a la cual los aumentos no debían depender de la oferta y la demanda de mano de obra, sino de la capacidad económica de cada empresa. Y la segunda, la promulgación de la Ley de Expropiaciones de 1936, que facultaba al gobierno a tomar cualquier propiedad si el interés público así lo requería.

Bajo ese contexto, el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana demandó a las empresas firmar un contrato colectivo de trabajo. La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje declaró que el conflicto era de orden económico, y nombró a una comisión que investigara la situación financiera de las empresas petroleras, y dictaminara si éstas podían o no satisfacer las peticiones de sus trabajadores.

La comisión estimó que las empresas petroleras podían y debían conceder a sus trabajadores un aumento de 12 millones de pesos al año sobre los 14 que habían ofrecido originalmente. Las compañías petroleras se manifestaron opuestas al dictamen e iniciaron una batalla legal que duró varios meses.

El primero de marzo de 1938, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó a las compañías petroleras dar cumplimiento a más tardar el día 7 de marzo sobre las condiciones establecidas por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.

Ante la negativa de compañías petroleras extranjeras a cumplir con una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que garantizaba los derechos de los trabajadores de la industria, el Presidente Lázaro Cárdenas decretó la Expropiación Petrolera, haciendo así valer el principio de legalidad y reafirmando la soberanía nacional. Fue un acontecimiento que cambió el rumbo del país y aceleró su desarrollo.

76 años después, siguen vivas en la memoria popular las palabras del presiente Lázaro Cárdenas:

Pido a la Nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable.

Y el pueblo de México comprendió su sentido reivindicatorio, y apoyó patrióticamente para hacer suyo lo que por historia y por derecho le pertenece.

Hoy, como hace 76 años, el petróleo es patrimonio de todas y todos los mexicanos, símbolo de progreso y emblema de nuestro nacionalismo.

Hoy, como ayer, el petróleo es un recurso estratégico en función del interés público y para el desarrollo nacional.

Pero el desarrollo nacional tampoco se hubiera entendido sin el petróleo. Este recurso nos dotó de una poderosa palanca para el avance económico y social de México.

México cuenta hoy con una sólida tradición en la historia petrolera mundial y con una gran empresa.

Desde su surgimiento, Petróleos Mexicanos, PEMEX, ha sido una industria fundamental para el avance económico y social del país.

Los tres poderes del Estado de Yucatán reconocen y felicitan a todas y todos los trabajadores de PEMEX, quienes cada día dan su mayor esfuerzo para mover a la empresa más grande y más importante de todo el país y así mover a México.

Esta conmemoración no sólo nos permite recordar el pasado, sino reflexionar sobre el futuro.

Hace 76 años, las mexicanas y los mexicanos dimos un paso histórico para reafirmar la soberanía y la independencia de nuestra gran Nación. Ahora, 76 años después, nuestra generación ha cumplido la responsabilidad de honrar ese gran legado mediante la aprobación de la Reforma Constitucional en Materia Energética.

 

Así como en los tiempos del Presidente Cárdenas se enfrentaron importantes desafíos para recuperar nuestros hidrocarburos, hoy, para aprobarse una reforma histórica, que fortalece a México para enfrentar con éxito los retos del Siglo 21 hace 76 años debemos iniciar una nueva etapa para el desarrollo del país.

Nuestro reconocimiento a las y los senadores y diputados federales por Yucatán de la 62 Legislatura, así como a las y los diputados del Congreso del Estado, quienes con responsabilidad política, pusieron de su parte para lograr concretar un marco constitucional de avanzada que convertirá a nuestro sector energético en una auténtica fuente de crecimiento.

Es una reforma que mantiene y asegura la propiedad de la Nación sobre PEMEX, la Comisión Federal de Electricidad y los hidrocarburos.

Con esta reforma, PEMEX y la CFE se fortalecen y se modernizan. Serán empresas del Estado Mexicano más productivas y eficientes, con la capacidad y flexibilidad necesarias en beneficio de toda la sociedad mexicana.

Con esta reforma, se podrán explotar en beneficio de todas y todos los mexicanos los abundantes yacimientos de hidrocarburos que hasta ahora no habían sido rentables o a los que aún no tenemos acceso.

Es una reforma transformadora, que moderniza el marco constitucional para abrir el sector energético a la inversión, a la tecnología y a la competencia, permitiendo que las y los mexicanos contemos con mayor energía a menores costos.

Por eso, un aspecto de la mayor importancia de la reforma energética es que apoyará a la economía de las familias mexicanas, con beneficios directos en todos los hogares del país.

La Reforma Energética beneficiará a los hogares, creará empleos y fortalecerá la soberanía nacional.

Además, la reforma contribuirá a tener mejores precios de alimentos. Al haber mayor abasto de petroquímicos, se producirán más fertilizantes en México, apoyando la reactivación del campo y la producción alimentaria.

Otro punto medular es que la reforma nos ayudará a producir energéticos más limpios y a tener más responsabilidad en el medio ambiente.

Pero, lo más importante, la reforma permitirá que México crezca más rápido, generando oportunidades de desarrollo y empleo para cientos de miles de mexicanas y mexicanos.

Su prioridad es acumular recursos para las próximas generaciones, así como permitir destinar los ingresos de estos recursos no renovables, en nuevas fuentes de riqueza como la educación -como ocurre con estos niños alumnos de la Escuela Primaria “Lázaro Cárdenas del Río”-, la ciencia, la tecnología, la infraestructura o el ahorro público.

Con esta reforma se incrementa la seguridad energética de México, y por tanto, se fortalece la soberanía nacional.

En suma, por todos sus beneficios, la Reforma Energética es un paso a favor de mejores condiciones de vida para todas y todos los mexicanos, que son la energía para mover y transformar a México.

Comienza así, como hace 76 años, una nueva historia para nuestro país. Hemos abierto las puertas de un futuro mejor para todas y todos.

El petróleo es y será siempre nuestro. Pero no olvidemos que el petróleo nos ha sido heredado por nuestros antepasados para fortalecerlo y heredarlo más moderno, más próspero y más desarrollado a nuestros hijos, y con ello fortalecer a México.

¡Muchas gracias!

 

 

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