PALABRAS DEL MAGISTRADO MARCOS ALEJANDRO CELIS QUINTAL, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Y DEL CONSEJO DE LA JUDICATURA DEL PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE YUCATÁN, CON MOTIVO DEL INICIO DEL SISTEMA DE JUSTICIA FAMILIAR ORAL EN ESTADO DE YUCATÁN

Miércoles, 20 de febrero de 2013

 

PALABRAS DEL MAGISTRADO MARCOS ALEJANDRO CELIS QUINTAL, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Y DEL CONSEJO DE LA JUDICATURA DEL PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE YUCATÁN, CON MOTIVO DEL INICIO DEL SISTEMA DE JUSTICIA FAMILIAR ORAL EN ESTADO DE YUCATÁN

Mérida, Yuc., a 20 de febrero de 2013

En Yucatán, el derecho familiar hoy ha alcanzado mayoría de edad y tomado rumbo propio, rompiendo con la tradicional unión con el derecho civil. Hoy el sistema de justicia familiar pasa de un sistema de estricta legalidad a un sistema de derecho público basado en principios y valores como el interés superior del menor que hace viable el paso de un estado de derecho a un estado de derechos.

La familia, por tratarse del núcleo de la sociedad, constituye un buen parámetro de los retos y fortalezas que tenemos como país desde la perspectiva de los derechos.

En el marco general de colaboración interinstitucional entre los poderes del Estado de Yucatán, universidades y sectores estratégicos de la sociedad civil, se han venido realizado una serie de transformaciones de largo alcance en materia familiar y de oralidad.

En Yucatán no sólo tenemos la disposición para que los integrantes de las familias reciban una mayor protección por parte de las autoridades, sino que llevamos a cabo acciones concretas, nutriéndonos de más y mejores cuerpos legales que optimicen esa labor.

El Código de Familia y el Código de Procedimientos Familiares son fruto de muchas horas de análisis y redacción de un grupo conformado por Magistrados y jueces del Poder Judicial del Estado; servidores públicos de instituciones del Gobierno del Estado de Yucatán como la Consejería Jurídica, la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, el DIF y el Registro Civil; y representantes de universidades y colegios de profesionales del derecho. Nuestro reconocimiento  a este grupo de trabajo que hoy nos acompaña en este importante acto.

 

El anteproyecto resultante fue discutido en el seno del Consejo Consultivo para la Reforma del Estado para enriquecer la posterior iniciativa de ley.  Muchos de los miembros que participaron en este trabajo de colaboración y coordinación institucional son testimonios vivos del impulso que en el Estado de Yucatán se ha venido dando para tener una cabal protección a los integrantes de las familias.

El Código de Familia y de Procedimientos Familiares que hoy entran en vigor son el reconocimiento de la complejidad que entrañan hoy en día las relaciones familiares, son la consecuencia de una mayor y mejor protección de los integrantes de las familias, son el reflejo de una sociedad moderna.

Tenemos herramientas nuevas para reforzar acciones que nos permitan cumplir con ese objetivo. Está en nosotros hacer uso de esas nuevas herramientas que nos brindan, como juzgadores, un sinfín de posibilidades en la protección de los integrantes de las familias.

Con la nueva legislación tenemos instrumentos más  adecuados  para evitar la generación de mayores daños a las relaciones entre los cónyuges y los demás miembros de la familia que persisten en el terreno de los hechos cuando existen conflictos no atajados a tiempo entre los miembros de la familia.

Una de las  transformaciones más importantes en la nueva legislación es el proceso oral. El nuevo proceso familiar se basa en los principios de inmediación, concentración y contradicción, con las herramientas de oralidad y publicidad, que disciplinan todo buen sistema de justicia. Este sistema de audiencias permitirá una justicia más ágil y de mejor calidad.

La aplicación de todas estas herramientas garantizará que nuestras sentencias sean ejemplares, protectoras de los miembros de la familia, de su estabilidad física y emocional.

En la nueva normatividad se establecen nuevas concepciones sobre el matrimonio, los cónyuges, los descendientes y la familia, y su quehacer en las esferas pública y privada.

Por ejemplo, al establecer la pensión en caso de nulidad de matrimonio para el cónyuge dedicado preferentemente al cuidado del hogar y de la familia, se reconoce el valor económico de ese trabajo, desempeñado en la mayoría de los casos por mujeres.

Al permitir pactar el porcentaje del fondo social, se asigna el mismo valor al trabajo remunerado de las mujeres y se supera el estereotipo según el cual éstas se encuentran en situación de dependencia económica.

Al establecer  el reconocimiento de los hijos, se admite la necesidad de adoptar medidas para aceptar descendientes habidos antes o durante el matrimonio con persona distinta de su cónyuge.

Al establecer la tutela pública, se rompe con la tradicional división entre lo público y lo privado, que limita la acción del Estado, se sientan las bases para brindar protección, educación, salud y rehabilitación de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en alguna situación de conflicto.

Al brindar la posibilidad a los progenitores de decidir el orden en que se colocaran los apellidos a sus hijos en el acta de nacimiento, se fortalece el derecho a la igualdad entre las mujeres y los hombres.

Al determinar la protección de incapaces y adultos mayores, así como la obligación de que cuenten con lo necesario para la satisfacción de sus necesidades, se acepta el hecho de que el concepto de familia está en evolución y se confirma que el derecho familiar no es campo fértil para esquemas sociales discriminatorios, mucho menos que estos florezcan.

Así, contamos ya con muchas herramientas para: uno, proteger a los miembros de las familias; y dos, construir un modelo congruente con la pluralidad social propia de la democracia en la que vivimos.

Hoy los habitantes del estado cuentan con mejores derechos en cuanto a miembros de una familia

Hoy los ciudadanos cuentas con un proceso que les permitirá una solución más rápida y adecuada a sus conflictos familiares

Hoy los jueces familiares poseerán mejores herramientas para resolver oportunamente y con mejor información las controversias que se presenten ante ellos

Hoy inicia un sistema más moderno de justicia familiar, y es precisamente eso: un comienzo. Consolidar este sistema es un proceso de mediano y largo plazo que involucra  un gran cambio cultural y nuevas exigencias a las instituciones y a los abogados litigantes.

En la medida de que cuidemos el sistema que hoy inicia y en la medida que estemos a la altura de las exigencias de una sociedad altamente participativa y demandante, es en la medida que los yucatecos confiaran en su sistema de justicia y en sus instituciones, es en la medida que los ciudadanos ejercerán sus derechos y cumplirán  con sus obligaciones. Es en la medida que este sistema se convertirá en un instrumento de justicia  para las familias yucatecas.

Siendo así, auguramos larga  vida al sistema de justicia familiar que hoy ha inicia. En el Poder Judicial, estamos listos.

 

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