Palabras del Magistrado del Tribunal Superior de Justicia Luis Felipe Esperón Villanueva

Viernes, 8 de noviembre de 2013

Motul, Yucatán a 8 de noviembre de 2013.- “No olvidéis a mis indios.” Así describió su lucha por la justicia social y por el respeto a la dignidad humana Felipe Carrillo Puerto, cuyo homenaje rendimos hoy en el monumento erigido en su honor de esta ciudad de Motul, donde su relieve nos recuerda a quien vivió para Yucatán y también murió trabajando por él.

Hoy, una vez más nos reunimos en el aniversario de su natalicio para celebrar y reflexionar las enseñanzas de uno de los mayores luchadores de la justicia social.

Debemos aprovechar este 139 aniversario del natalicio de Felipe Carrillo Puerto, para re pensar en su legado y ejemplo. Hacer una lectura inteligente de Carrillo Puerto y repasar el contemporáneo tiempo de Yucatán. Traer a Carrillo Puerto del siglo XX al siglo XXI, con sus virtudes, con su sentido de justicia social.

Nació en lo que era el corazón de lo que era la zona henequenera de Yucatán. Así pues, Motul vio nacer a Carrillo Puerto, pero Carrillo Puerto vio nacer un Yucatán hecho de instituciones sociales.

Existen hombres en la historia que con su personalidad, su ideología y su liderazgo, trasponen las barreras del tiempo, derriban los muros que pretenden servir de contención de sus ideas; cumplen con creces su misión de conductores de masas hacia metas superiores; y con el tiempo, su figura se agiganta. Uno de esos hombres es precisamente Felipe Carrillo Puerto.

Aprendió el idioma maya y la gente del pueblo le llamaba Yaax Ich, ojos verdes; y más tarde el “César Rojo”. Nunca estudió más allá de la escuela primaria. Cuando era joven leyó un capítulo de El Capitalde Marx.

Felipe Carrillo Puerto es ejemplo de tesón para salir adelante, para mejorar la propia vida con base en la constancia, la responsabilidad y el trabajo, a pesar de cualquier tipo de desventaja u obstáculo.

Fue parcelero, ganadero, ayudante de circo, carnicero, conductor de ferrocarril, cortador de madera, carretonero, arriero, estibador en Nueva Orleans, y periodista.[1]

Su vida, estuvo orientada por la decisión de servir a los demás, por la vocación de preferir, siempre, el interés de todos, por entender que cada uno tiene un papel que jugar para contribuir al crecimiento de Yucatán.

Fue encarcelado por intentar fundar un periódico contrario al régimen. En esa ocasión, tradujo al maya la Constitución de 1857[2] como posteriormente la haría con la de 1917, para que pudiesen conocer y exigir sus derechos

A fines de 1914 se unió a Emiliano Zapata y más tarde fue su comisario agrario en Cuautla.

Consagró su intelecto, su trabajo, su espíritu y su vida entera a la incansable búsqueda de la justicia social por medio de instituciones públicas que encontraran en la dignidad humana el origen de su legitimidad.

Felipe Carrillo se incorporó en la Comisión Agraria del Estado como propagandista del Gobierno en el Distrito de Motul, y posteriormente como uno de los líderes del Departamento de Cooperativas. En 1916, Carrillo Puerto resultó electo diputado suplente al Congreso Constituyente.

Como presidente del Partido Socialista del Sureste, la tarea inmediata de Carrillo Puerto fue organizar a los campesinos de los pueblos y haciendas para luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo, y recuperar las antiguas tierras expropiadas.[3] Siendo Gobernador del Estado, utilizó estas entidades para revalorar a los mayas y a su cultura; eran instancias que le permitía llevar a cabo su programa social.

El Partido Socialista, recién fortalecido como resultado de su primer congreso, pasó a la clandestinidad y Carrillo Puerto tuvo que exiliarse en Nueva Orleans,[4] al igual que en su tiempo lo habían hecho liberales de la talla de Melchor Ocampo, Ponciano Arriaga y Benito Juárez. A su retorno a Yucatán, como presidente del Partido, dirigió la entrega de casi 150 mil hectáreas a 26 pueblos.[5]

Formador, porque la historia se lo demandaba. Reformador, porque su convicción se lo exigía. Yucateco entrañable que supo encausar la indignación que le provocaba la injusticia en una incansable lucha por la justicia.

Al tomar posesión como Gobernador, Carrillo Puerto desde los balcones del Palacio de Gobierno pronunció un discurso en idioma maya,[6] en el cual en un verdadero acto de reivindicación social, les dijo a los campesinos yucatecos: “La tierra es de ustedes. Ustedes han nacido aquí, aquí han crecido; aquí han pasado sus vidas, encorvados en el campo. Pero ustedes van a recuperar la tierra de acuerdo con las nuevas leyes que reconocen este legítimo derecho. Y como la tierra es de ustedes, y como son ustedes quienes la trabajan, lo natural es que las cosechas y la producción también les correspondan.”[7]

A pesar de la crisis económica en medio de la cual comenzó su administración, introdujo un proyecto de educación racionalista. Su propuesta era crear una escuela que sentara las bases para la transformación de la sociedad. Como parte de su proyecto educativo, Carrillo Puerto fundó la Universidad Nacional del Sureste hoy Universidad Autónoma de Yucatán y abrió las puertas a la educación media y superior sin distinciones raciales, ideológicas, económicas y religiosas.[8] En su gubernatura, se fundaron más de 400 escuelas para educar a los indígenas mayas.

En el contexto actual, en el que celebramos el sexagésimo aniversario del voto activo de la mujer en México, es necesario recordar que precisamente fue la administración de Felipe Carrillo Puerto cuando se reconoció el derecho a votar de la mujer yucateca, y que su hermana Elvia fue la primera mujer diputada en México, adelantándose muchos años Yucatán al resto del país.[9]

Con la ley como dimanación exclusiva de todo poder, y con el respeto a los demás como fuente de paz social, Felipe Carrillo Puerto luchó por un Estado social y democrático de Derecho, con cabida por igual para todos los habitantes de Yucatán y del país.

Carrillo Puerto trabajó ilustremente por dotar de contenidos socialistas los Artículos 27 y 123 de nuestra Carta Magna mediante políticas públicas.

El Código de Trabajo del Estado de Yucatán, expedido durante su gobierno, fue una de las primeras legislaciones laborales más progresistas en México, y frecuentemente se decía que era «la legislación socialista más avanzada del planeta».[10]

Carrillo Puerto hizo suyo el lema de “Tierra y Libertad”, y siguió al pie de la letra los postulados de la Revolución Mexicana.[11]Aceleró el reparto agrario e institucionalizó la entrega de tierras.[12]

Carrillo Puerto fomentó entre los mayas un sentimiento de orgullo por su gran tradición cultural. Se visitaban los sitios arqueológicos de Chichén Itzá y Uxmal para adquirir conciencia de la grandeza de nuestros antepasados.[13]

Señoras y señores:

Es preciso remembrar a este gran Gobernador de Yucatán; luchador de la justicia social.

Felipe Carrillo Puerto, hombre con fiel vocación de Estado, que entendió la dignidad humana en su esencia, que supo darle la fuerza y majestad necesaria para conducir al Estado por el sendero de la justicia social.

Su visión adelantada por cien años a su tiempo, sentó las bases para la construcción del Yucatán pujante en el que vivimos.

Un Yucatán en el que a partir del principio de igualdad, todos tenemos la misma dignidad y todos estamos bajo una misma ley.

Creer, que nuestro estado debía ser un estado de justicia e igualdad, es quizás la mayor de sus lecciones.

Hoy el camino de Yucatán es el camino de Felipe Carrillo Puerto, que no es distinto al camino de todos nosotros, que no es diferente al camino hacia una historia de justicia y de bienestar.

Hoy su ideario está vigente y siegue siendo el gran reformador que nos orienta.

Recordemos con respeto –inspirados por su valentía, inteligencia y convicción- a quien merece los más dignos y altos honores, a don Felipe Carrillo Puerto, “Benemérito de Yucatán”.

Muchas gracias

 

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