Palabras de la magistrada Ligia Aurora Cortés Ortega, integrante de la Sala penal del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán, con motivo del 97 aniversario luctuoso del "Caudillo del sur", general Emiliano Zapata

Domingo, 10 de abril de 2016

Los tres Poderes del Estado de Yucatán concurrimos en el aniversario luctuoso de un Revolucionario idealista, que convirtió la reforma agraria en uno de los pilares de la Revolución Mexicana, conocido como "El Caudillo del Sur", "El Atila del Sur", "El Tigre del Sur", hoy 10 diez de abril de 2016 recordamos el nonagésimo séptimo aniversario del fallecimiento del General  Emiliano Zapata.

 

Nació en Anenecuilco el 8 de agosto de 1879. Miembro de humilde familia campesina, noveno de diez hijos que tuvieron Gabriel Zapata y Cleofás Salazar,. Trabajó desde niño como peón y aparcero, recibió una pobre instrucción escolar y quedó huérfano hacia los trece años.

 

La familia Zapata Salazar se mantenía precariamente de la venta y compra de animales,  de la producción raquítica de sus estériles tierras. Anenencuilco, dividido en dos por el río del mismo nombre  cobijaba dos historias diferentes, una la de tierras fértiles que beneficiaban a los propietarios de la hacienda y la otra de las estériles tierras sobre las cuales se asentaba el caserío de Anenecuilco.

 

Así, ante la pobreza de tierras, la familia Zapata diversificó sus actividades, encaminándolas a la pequeña ganadería. Don Gabriel Zapata instruyó a sus hijos en las labores del campo y en las del ranchero criador de ganado enseñando a sus hijos que

 

“Para comer en la casa hay que sudar en el surco y en el cerro, pero no en la hacienda”.

Al quedar huérfanos, tanto él como su hermano mayor Eufemio, heredaron un poco de tierra y unas cuantas cabezas de ganado, legado con el que debían mantenerse y mantener a sus dos hermanas, María de Jesús y María de la Luz.

                                                

A los diecisiete años tuvo su primer enfrentamiento con las autoridades, que le obligó a abandonar el estado de Morelos y a vivir durante algunos meses escondido en el rancho de unos amigos de su familia.

 

La semilla de la rebelión estaba sembrada en zapata, convirtiéndolo en uno de los jefes rebeldes que inician el movimiento armado de 1910,  logró los objetivos estipulados en el Plan de Ayala, al superar  ataques y emboscadas de distintos gobernantes, que no cumplían con los acuerdos que se prometían, destacan los nombres de: Francisco Ignacio Madero y Venustiano Carranza, quienes consideraban que los hacendados tenían derechos por las leyes y que no era posible quitarles sus propiedades.

 

Obligado el gobierno de aquel entonces por el movimiento social, convocó a un Congreso Constituyente en la ciudad de Querétaro, al que concurrieron solamente diputados carrancistas, quienes elaboraron una nueva Constitución Federal, que logró plasmar la mayor parte de las demandas del revolucionario Zapata. La situación de la población campesina empeoraba, dado que el carrancismo había apelado a una táctica inhumana: arrebatar sus cosechas y su ganado, reduciéndolos a la indigencia y al hambre.

 

Los años de 1918 y 1919 fueron aciagos para la revolución del Sur. El carrancismo reanudó su ofensiva con intensidad cada vez mayor. Todo lo favorecía: su control cada vez más completo del territorio nacional, la riqueza de su erario, el apoyo decidido de los Estados Unidos, la superioridad numérica de sus contingentes militares, la mejor organización y disciplina de éstos, y sobre todo su parque, libremente introducido por la frontera norte.

 

Por otro lado el Ejército Libertador del Sur encabezado por el general Emiliano Zapata, había devenido en tan sólo un conjunto de gavillas armadas dispersas en diferentes partes de la República, la situación se hacía cada vez más difícil: privado de toda clase de elementos, recluido en la región montañosa, con una escasez de parque cada vez mayor, al extremo de que muchos de los soldados zapatistas entraban al combate con sólo tres o cuatro cartuchos; sólo quedaba al zapatismo, como recurso, el ataque por sorpresa a las pequeñas guarniciones y el asedio infructuoso de las plazas de importancia, sin poder emprender en modo alguno operaciones en grande escala.

 

Ante tal escenario los latifundistas hicieron cada día más difícil la situación, por lo que Zapata le dirigió a Madero un mensaje en el que decía:

"Causa mucha indignación en el pueblo y el ejército, el amago de las fuerzas federales que están en intención de ataque contra nosotros."

 

También le escribió otra carta al presidente interino León de la Barra donde le decía: "La presencia de las fuerzas federales ha venido a trastornar el orden público. El pueblo se indigna más con la presencia y el amago"; en ese texto le  solicita que retire las fuerzas en bien de la patria y le ofrece que él conseguirá la paz en 24 horas.

 

"El pueblo -dice- tiene entendido que un grupo de hacendados 'Científicos' ha provocado este conflicto."

 

Ante el escenario favorable los carrancistas cuando  encontraban maíz en las poblaciones, se los  entregaban a las bestias caballares y mulares para su alimentación y si quedaban provisiones de semillas o mazorcas, éstas eran quemadas para que las poblaciones careciesen de todo medio de sustento.

 

Esto obligó a Zapata a lanzar sucesivos manifiestos en que se denunciaban éstas y otras infamias, se apelaba al patriotismo y al espíritu revolucionario del pueblo mexicano para unirse a la causa salvadora del agrarismo, noble y firmemente representado por la Revolución del Sur.

 

Zapata creyó necesario dirigir una carta abierta a Carranza para llamar su atención sobre la necesidad de poner fin a la anarquía y a la desorganización imperante, abriendo el camino a un arreglo pacífico entre los bandos contendientes, mediante un patriótico intento de unificación revolucionaria.

 

Comienza Zapata por explicar a Carranza que si se dirige a él en forma apremiante, lo hace a título de ciudadano que se interesa por los asuntos patrios, y con el derecho que le da su rebeldía de nueve años, siempre encabezando huestes formadas por indígenas y campesinos.

 

Enjuicia al régimen carrancista por su gestión desafortunada y por su abandono de los principios revolucionarios, en materia agraria, obrera y política.

 

En materia agraria, las haciendas cedidas o arrendadas a los generales favoritos; los antiguos latifundios de la alta burguesía, reemplazados en no pocos casos por modernos terratenientes que gastan charreteras y pistola al cinto; los pueblos eran burlados en sus esperanzas.

 

Ni los ejidos se devuelven a los pueblos, que en su inmensa mayoría continúan despojados; ni las tierras se reparten entre la gente de trabajo, entre los campesinos pobres y verdaderamente necesitados.

 

Nuevos horizontes se presentan para la patria. El señor doctor Vázquez Gómez, hombre conciliador y atingente, antiguo y firme revolucionario, invitó a la unión a los mexicanos, encontrando una fórmula de unificación y de gobierno, dentro de la que caben todas las energías sanas, todos los impulsos legítimos, el esfuerzo de todos los intelectuales y el impulso de todos los hombres de trabajo.

 

El contenido de la carta exaspero a don Venustiano, a tal punto que no vaciló en ordenar a Pablo González que en plazo brevísimo y sin reparar en los medios, acabase con Zapata y con el zapatismo.

 

Para cumplir con la orden recibida de perseguir a Zapata hasta lograr su inmediata captura, el general Pablo González y su subordinado Jesús María Guajardo concibieron una maquinación tenebrosa que había de culminar en el asesinato del Caudillo del Sur; El 10 de abril de 1919 fue el día en que el Caudillo del Sur, caería abatido en una despiadada celada organizada por las fuerzas del Ejército Constitucionalista en Chinameca

 

Hoy el relato antes plasmado ve sus resultados en favor de la sociedad agraria, ya que esta se ve beneficiada mediante la devolución y reparto de sus tierras que anteriormente les habían sido arrebatadas.

 

A más de cien años de lucha revolucionaria para que los campesinos, dueños legítimos de las tierras por ser mexicanos, seguimos los principios que rigieron a este ilustre personaje, en nuestro Estado es una prioridad seguir apoyando a nuestros hermanos campesinos, contando con el aval y compromiso de nuestras autoridades Federales, Estatales y Municipales, que al igual que Emiliano Zapata, velan por el bienestar de todos los Mexicanos y en especial de los Yucatecos.”

 

 

ES MEJOR MORIR DE PIE QUE VIVIR DE RODILLAS”, Emiliano Zapata

 

Muchas Gracias.

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